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16 febrero 2014
Philomena (Stephen Frears)
Frases y Diálogos de la película "Philomena". Director: Stephen Frears, Guión: Steve Coogan, Jeff Pope (Libro: Martin Sixsmith), Música: Alexandre Desplat, Fotografía: Robbie Ryan. Última película del director Stephen Frears, que cuenta la historia real de Philomena Lee, una mujer irlandesa que luego de dar a luz en un convento se ve obligada a separarse de su hijo, al que se dedicó a buscar durante 50 años. Película interesante y conmovedora, siguiendo la línea de los filmes basados en hechos reales que llegan cada año, este tiene un buen ritmo y narración, que sobresale principalmente por su notable guión, que mezcla el drama con el humor, la ironía, el cínismo y diálogos envolventes, y sobre todo por el buen hacer de su reparto, encabezado por una monumental Judi Dench, que encarna un personaje realmente difícil y que veo un poco ambiguo, buen ejercicio de contención y sutileza, dotándole de inocencia y sensibilidad, algo que sólo pudo lograr una enorme actriz como ella. Simplemente espléndida.
Philomena: ¿Cree en Dios, Martin?
Martin: ¿Por dónde empezar? Es una pregunta complicada para una respuesta simple. ¿Usted cree?
Philomena: Sí.
Philomena: Sólo fueron por Mary, pero Anthony no la dejaba. Eran inseparables.
Jane: Lo que te hicieron fue diabólico.
Philomena: ¡No me gusta esa palabra!
Martin: “Diabólico” está bien. Es buena para la historia.
Philomena: Algunas monjas eran buenas.
Jane: Dio a luz sin analgésicos.
Martin:¡Excelente!... Otra vez, es bueno para la historia.
Jane: Conozco a una mujer que dio a luz de adolescente, y lo mantuvo en secreto durante 50 años. Me enteré hoy. Disculpe. Unas monjas le quitaron el bebé. La obligaron a darlo en adopción. Lo mantuvo en secreto todo este tiempo.
Martin: Estoy trabajando en un libro sobre historia rusa. Lo que me cuenta entre dentro de notas de interés humano. No es lo mío.
Jane: ¿Por qué no?
Martin: Porque “notas de interés humano” es un eufemismo para hablar de gente vulnerable e ignorante. Y quienes lo leer en el periódico son los vulnerables e ignorantes. No digo que usted lo sea. Espero que encuentre a alguien.
Philomena: El miedo aumenta ahora que nos acercamos. Era más fácil preguntarme si estaba en problemas, en prisión… o quien sabe dónde. Me reconfortaba imaginarlo feliz y exitoso. ¿Pero si murió en Vietnam o regresó sin piernas, o vive en la calle?
Martin: No se altere por algo que aún no sabemos.
Philomena: ¿Y si es drogadicto? ¿Y si es obeso?
Martin: ¿Obeso?
Philomena: Vi un documental, muchos estadounidenses son enormes. ¿Y si le ocurrió eso?
Martin: ¿Por qué sería obeso?
Philomena: ¡Por el tamaño de las porciones!
Martin: ¿Por qué lo ocultó durante 50 años?
Philomena: Lo que hice fue pecado. Reprimí todo recuerdo. Luego pensé que mantenerlo oculto también era pecado, porque mentía a todos. Y me hallé sin saber cuál pecado era peor, tener el bebé o mentir. Al final no pude decidirme.
Philomena: Quisiera confesarme. Al venir pasamos por una iglesia.
Martin: ¿Qué desea confesar?
Philomena: Mis pecados, por supuesto.
Martin: ¿Qué pecados? La iglesia católica debe confesarse, no usted. “Perdón, Padre, he pecado. Encarcelé jóvenes contra su voluntad. Las usé como mano de obra y vendí sus hijos al mejor postor”.
Philomena: Espero que Dios no lo escuche.
Martin: ¡No creo en Dios! Mire, no me cayó ningún rayo.
Philomena: ¿Qué quiere demostrar?
Martin: No necesita la religión para llevar una vida feliz y equilibrada.
Philomena: ¿Cómo la suya?
Martin: Soy periodista, hago preguntas. No creer ayuda a la verdad. ¿Qué dice la Biblia? “Feliz el que no ve y aún cree” ¡Hurra por la fe ciega y la ignorancia!
Philomena: ¿En qué cree? ¿En provocar y ser arrogante?
Martin: El otro día leí un titular satírico acerca del sismo en Turquía. “Dios volvió a superar a los terroristas”. ¿Necesita arrasar cuentos de miles de personas? Pregúntele mientras está allí. Él dirá: “Actúo de forma misteriosa”.
Philomena: Creo que dirá que usted es un maldito idiota.
Martin: Qué curioso. Los documentos que ayudarían a encontrarlo, se destruyeron. Pero el documento que evita que lo encuentre, está intacto. Dios en su sabiduría decidió salvarlo de las llamas.
Philomena: Creí que debía ser castigada por el terrible pecado cometido. Pero lo que empeoró todo fue que lo disfruté.
Martin: ¿Qué?
Philomena: El sexo. ¡Fue maravilloso! Sentí que flotaba en el aire. Él era tan apuesto. Me sostuvo en sus brazos. Ni siquiera sabía que tenía clítoris. Después creí que todo lo placentero estaba mal.
Martin: Malditos católicos.
Philomena: Completamos el círculo.
Martin: Sí. “El final de la búsqueda será llegar al comienzo y conocer el lugar por primera vez”.
Philomena: Eso es hermoso, Martin. ¿Se le ocurrió a usted?
Martin: No, cité a T.S. Eliot.
Philomena: No importa, aún es bello.
Hermana Claire: No sé qué le dijeron la última vez, pero nuestros documentos desaparecieron en un gran incendio. Eso fue antes de mi llegada, así que no tengo noticias de Anthony.
Philomena: Aún asisto a misa. No me gusta alborotar, señalar a alguien o culpar a la iglesia. Sólo necesito saber que está bien, no necesito verlo. En mis visiones lo veo sin hogar, sin nadie que lo ame.
Hermana Claire: Con gusto responderé a sus preguntas, Philomena.
Martin: Yo le hago las preguntas.
Hermana Claire: Usted es periodista.
Martin: Así es. Es decir, lo fui.
Philomena: Martin es católico romano.
Martin: Sí, lo fui.
Martin: Sally, me dijiste que te llamara si aparecía alguna historia. Es interesante, acerca de gente en busca del árbol genealógico. Y la diáspora irlandesa.
Sally: No uses esa palabra. La gente no sabe lo que significa.
Martin: Los irlandeses emigrados…
Sally: No, no me interesa el significado. ¿Quiénes son los buenos y los villanos?
Martin: Se trata de una anciana irlandesa, una enfermera jubilada en busca de su hijo perdido. Después de darlo a luz se lo quitaron unas monjas malvadas.
Sally: ¿Cómo es el final? Debe ser muy feliz o muy triste.
Martin: Que sea presidente de IBM o un vagabundo, no importa. Los años se esfuman. El silencio de 50 años es roto por dos simples palabras: “Hola, mamá”. Puedo escribirlo ya.
Sally: No sabía que eras tan cínico.
Esposa de Martin (Al teléfono): ¿Y Philomena?
Martin: Hoy tuve la evidencia en persona de cómo el Reader´s Digest, el Daily Mail y las novelas románticas afectan el cerebro humano. Repite cuán amable es el personal del hotel. Cree que son voluntarios. Le dijo a cuatro personas que eran únicas. ¿Cuán posible es eso?
Esposa de Martin: Anda, es una pobre viejita irlandesa.
Hermana Hildegarde: No hay nada que hacer o decir.
Philomena: Hallé a mi hijo. A eso vine, Martin.
Martin: Un momento. Le diré qué hacer. ¿Qué le parece disculparse? Deje de tapar todo. Limpie las tumbas de las madres y bebés que murieron en el parto.
Hermana Hildegarde: El sufrimiento fue el tormento por sus pecados.
Martin: ¡Una de las madres tenía 14!
Philomena: ¡Martin, suficiente!
Hermana Hildegarde: Jesucristo será mi juez, no usted.
Martin: Fue Jesús quien la puso en esa maldita silla. Y ya no podrá pararse.
Philomena: ¡Basta! Lo siento. No quise provocar el incidente.
Martin: No se disculpe. Anthony agonizaba y no le contaron acerca de suted.
Philomena: Me ocurrió a mí, no a usted. Yo decidiré qué hacer.
Martin: ¿No hará nada?
Philomena: No… Hermana Hildegard. Sepa que la perdono.
Martin: ¿Así no más?
Philomena: No así no más. Es duro para mí. No quiero odiar a la gente. No quiero ser como usted. Mírese.
Martin: Estoy enfadado.
Philomena: Debe ser agotador.
Martin (dirigiéndose a la Hermana Hildegarde): (…) Yo no puedo perdonarla.
Si conoces otras frases, diálogos o monólogos que destacar de la película Philomena (Stephen Frears) deja tu comentario ;)
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