Frases y Diálogos de la película "Liberté". Director: Albert Serra, Guion: Albert Serra, Fotografía: Artur Tort.
Advertencia: La siguiente publicación puede tener contenido no apto para todo público.
Es un drama erótico que no tiene un hilo narrativo específico sino que apela al naturalismo, y de forma pausada y estética va documentando cada uno de los impulsos oscuros y prohibidos de Madame de Dumeval, el Conde de Tesis, el Duque de Wand, y todos los visitantes nocturnos que se acercan con la única intención de explorar el placer sin restricciones ni prejuicios, entre los que también participan las novicias de un convento cercano.
Y aunque no te explique o las intenciones del director no sean tan claras en mostrar todo lo que muestra (hay escenas que pueden herir sensibilidades), creo que tras ese velo de ánimas nocturnas, también hay un retrato de la represión de una época, de la represión del ser humano y los alcances o profundidades de su imaginación y su deseo. Está muy bien filmada, con buen elenco y muy buena fotografía. Es cine radical, provocador, inquietante, contemplativo y evocador.
Duque de Wand: ¿Conocéis la historia de Damiens? El pobre hombre que intentó asesinar a Luis XV. Yo estaba allí cuando lo sacaron de su celda. Había sido torturado durante muchos días. Habían usado pinzas... y aceite hirviendo. Ya no se le reconocía cuando lo sacaron. Desde mi balcón pude ver... como ataron sus extremidades a cuatro caballos diferentes. El pobre hombre iba a ser descuartizado públicamente. El público parecía estar disfrutando del espectáculo. El hombre gimió tanto que tuve que encontrar la manera de escaparme de sus chillidos. Ya sabes cómo siempre me gustan este tipo de cosas... Los caballos tiraban en cuatro direcciones y gradualmente lo descuartizaban. Cada uno de sus miembros se desprendía del tronco. Pero sus tendones eran duros. Viendo que era un tipo tan robusto, un grupo de hombres con cuchillos tuvieron que cortar cada uno de sus tendones para facilitar el proceso. Entonces la mitad de su cuerpo... se desprendió. Y al final, quedó sólo su cabeza que todavía gemía. Del pecho hacia abajo, su cuerpo fue destrozado en muchos pedazos. Pero el hombre aún estaba vivo. Todavía consciente. Y sus gritos eran especialmente... aterradores. Yo mismo tuve que ponerme un pañuelo en los oídos para no oír los gritos del pobre desgraciado. Pero desde mi balcón, pude ver a tres personas que no se distrajeron del espectáculo, y parecían cultivar un gusto particularmente refinado por el horror de esta representación. Eran tres mujeres a las que quizá conozcáis: la Duquesa de Laurence, su hija y su hermana. Estas tres mujeres estaban fascinadas por el espectáculo. No apartaron su mirada de la función ni un momento a pesar de su cariz monstruoso, como he dicho.
Duque de Wand: Conocéis nuestra situación. Tuvimos que huir de la corte de Francia. Y ahora estamos bastante solos. Tenemos pocos amigos y son pocos los lugares donde estamos seguros. Necesitamos que esas mujeres nos ayuden. Creo que la revolución ya no está en manos de... nuestros amigos, nuestros antiguos amigos, individuos corruptos. Son esas mujeres, obstinadas, duras... y que saben el precio que hay que pagar para cambiar el mundo. Desde que dejamos la corte, hemos tenido que deambular de un sitio a otro... por lugares poco apropiados. Sólo tenemos encuentros fortuitos y a veces son peligrosos. Nadie entiende bien lo que estamos defendiendo. Vos me entendéis... Compartimos los mismos intereses.
Duque de Walchen: ¿Qué es exactamente lo que necesitáis? Vos habéis venido aquí. Debe haber una razón. ¿Cuál?
Comte Alexis Danshire: Le necesitamos, Duque. Para que nos ayude... a encontrar a esas mujeres.
Duque de Wand: La corte de Francia nos es hostil. Tal vez Federico II se mostrará más acogedor.
Duque de Walchen: Lo dudo mucho. El libertinaje es difícil allí.
Comte Alexis Danshire: Escuchad... Debemos darnos prisa. No tenemos mucho tiempo. Debemos encontrar rápidamente apoyo en Prusia, ayuda... Sólo necesitamos hombres recios, y mujeres enérgicas. Es así como funciona.
Duque de Walchen: Veré si puedo encontrar a alguien en la corte de Federico II que pueda entender esas cosas. Entonces podremos tener alguien de confianza. Pero por el momento es un poco difícil.
Comte Alexis Danshire: ¿Hay algo que le gustaría? ¿O que desearía? Tal vez podamos proporcionárselo.
Duque de Walchen: No, gracias. Puedo arreglármelas solo.
Duque de Wand: Sécate las lágrimas. Permíteme describir una escena... eso sería lo más delicioso para mí. El Conde me ayudará a ejecutarlo pronto. Traerá un animal. Un ternero joven. Le meteré la polla en la nariz. Muy profundamente. El animal se volverá loco. Lamerá mis huevos... ¿Te imaginas la escena? ¿Sí?
Mademoiselle: Sí.
Duque de Wand: ¿Y qué papel tendrás tú en ello?
Mademoiselle: Mantendré la cabeza del animal firme mientras se la hincas. Y, con la otra mano, sostendré su gran... miembro bien dispuesto.
Duque de Wand: Tienes una imaginación muy débil. Pobre chica. Pero está bien, si eso es lo que deseas. He notado que tu cuello... ¡Déjame verlo! Está muy bien sujeto. Sería exquisito hacerlo saltar. Resérvame ese placer.
Comte Alexis Danshire: Se resistirán.
Duque de Wand: Es probable. El convento está bien custodiado. Me temo que será peligroso para nosotros. No quiero comprometerme ni a mí ni a vos en este asunto. El rapto puede que no sea la solución más sabia.
Comte Alexis Danshire: ¿Por qué esta resistencia?
Duque de Wand: Conocéis las razones. El Rey tiene en alta estima a la abadesa. El rapto es un crimen. Correríamos un gran riesgo.
Comte Alexis Danshire: Es el crimen lo que debería excitaros. La paciencia os pierde. Si el rapto no os excita, las vais a decepcionar.
Duque de Wand: No soy aficionado a las expresiones de placer en el rostro de una mujer. Son demasiado dudosas. Prefiero las expresiones de dolor. Con estas no te equivocas nunca.
Mademoiselle de Geldöbel: Mostradme la verga. Quiero ver que mal padece. ¿Por qué está tan perezosa hoy? ¿Ya no sois capaz de follarme? Me gusta que me follen. ¡Fuera de aquí! No servís para nada. Cualquier mono se empalma mejor que vos. ¡Me aburro! ¡Me aburro!
- Resucitad esa polla.
- Yo no soy Cristo.
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