Nymphomaniac. Volumen 1 y 2. (Lars Von Trier)

Frases y Diálogos de la película "Nymphomaniac. Volumen 1 y 2". Director: Lars Von Trier, Guión: Lars Von Trier, Música: Varios, Fotografía: Manuel Alberto Claro. La más reciente y esperadísima película de Lars Von Trier, la había juzgado apresuradamente luego de ver sólo la primera parte. Luego de ver la segunda parte y tener el panorama completo del filme y la historia de la ninfómana Joe, debo decir que Lars Von Trier sigue sin levantar cabeza. El gran director de Obras Maestras como Dogville o Bailar en la Oscuridad, aquí nos deja atisbar y recordar pinceladas de su maestría y genialidad, tiene en realidad momentos de gran cine. La historia en sí de Joe desde su infancia a su madurez y el relato de su historia explorando las distintas vertientes de la sexualidad me parece muy rica. Pero Lars, se pierde con sus excesos con el personaje de Seligman, que aunque en la segunda parte podamos ver el origen de su comportamiento, no deja de ser insoportable en muchos momentos. La segunda parte en su  primer tramo me encantó, el dramatismo de la historia y la implacable narrativa del director, pero llegados a la mitad del Vol. 2, la historia se vuelve a perder cogiendo otro rumbo, que a mi parecer le resta. Sin mencionar un tramo final bastante patético. Aparte de eso, una mención especial para Stacy Martin, la Joe joven, un gran descubrimiento. Pero calificando a la película en general, me siento confundido y muy decepcionado, porque pudo ser la nueva obra maestra que esperábamos de Von Trier, pero lamentablemente termina enfilándose en su lista de desaciertos. Aún así, recomiendo verla porque tiene varias escenas valiosas y trata temas y dilemas morales que llevan a reflexionar sobre el tema de la sexualidad en general.

Vol. 1

Joe: Hola. 
Jerome: Hola.
Joe: Si te pidiera que me quitaras la virginidad, ¿Sería un problema?
Jerome: No, no sería para nada un problema. 

Seligman: ¿Qué sucedió entonces? ¿Te asaltaron?
Joe: Es culpa mía. Soy sólo un mal ser humano.
Seligman: Nunca conocí a un mal ser humano.
Joe: Bueno, ahora conoces a uno. 

Joe: Tal vez lo que me diferencia de las demás personas es que siempre demandé más de la puesta de sol. Más colores espectaculares cuando el sol golpea al horizonte. Ese es tal vez mi único pecado.

B (a Joe): Tú crees que lo sabes todo acerca del sexo. El ingrediente secreto al sexo… Es el amor.  

Seligman: El amor es ciego.
Joe: No, no, no. El amor distorsiona las cosas. O incluso peor, el amor es algo que nunca has pedido. Lo erótico era algo que yo pedía o incluso demandaba en un hombre. Pero este amor tan idiota… Me sentía humillada por él. Lo erótico se trata acerca de decir sí. El amor apela hacia los instintos más bajos, envuelto en mentiras. ¿Cómo dices que sí cuando quieres decir no y viceversa? … Me avergüenza en lo que me convertí. Pero estaba fuera de mi control.
Seligman: ¿Sábes lo que estás haciendo ahora?
Joe: No. ¿Qué estoy haciendo?
Seligman: Estás defendiendo tu personalidad. Pensaba que el punto era rebelarla. 

Joe: Para mí, el amor era sólo lujuría con celos añadidos. Todo lo demás era un disparate total. Por cada cien delitos cometidos en el nombre del amor, sólo uno se comete en el nombre del sexo.
Seligman: Eso es toda una declaración. 


Seligman: Algunas personas culpan al adicto. Otras sienten pena por él.
Joe: Pero yo era adicta por lujuría, no por necesidad.
Seligman: Podrías decirlo, ¿no?
Joe: Y la lujuría llevó la destrucción a mis alrededores. A todo lugar al que iba.
Seligman: Bueno, a veces la adicción te lleva a… A una ausencia de empatía. No puedes pelear contra un león y limpiar la nariz de tus niños al mismo tiempo.
Joe: Para mí, la ninfomanía era insensibilidad.

Vol. 2

Joe: Las cualidades humanas pueden ser expresadas en una sola palabra: Hipocrecía. Alabamos a aquellos que dicen lo correcto pero no lo sienten, y nos burlamos de aquellos que no dicen lo correcto pero tienen buenas intenciones. 


Seligman: Ni siquiera…  ni siquiera sabes quienes eran estas mujeres, ¿verdad?
Joe: No, pero una de ellas si se parecía a la Virgen María, ahora que lo mencionas.
Seligman: Bueno, no era la Virgen María, te lo puedo asegurar. Según tu descripción, debió haber sido Valeria Messalina, la esposa del Emperador Claudio, la más notoria ninfómana de la historia. Y la otra mujer, la que estaba encima de la criatura, no era nadie más que la gran Ramera de Babilonia, montando a Nimrod en la forma de un toro.

Joe: Mi nombre es Joe. Y soy una ninfómana.
Terapista: Adicta al sexo.
Joe: Mi nombre es Joe y soy una ninfómana.
Terapista: Decimos adicta al sexo. Aquí, todas somos iguales.

Joe: (…) No soy como ustedes. Soy una ninfómana, y me amo a mí misma por ser una. Pero por encima de todo, amo mi vagina y mi sucia, obscena lujuria. 

Joe: Este es un hombre que tuvo éxito reprimiendo su propio deseo, al que nunca había accedido. Justo hasta que lo obligué a salir. Había vivido una vida llena de negación y nunca había lastimado un alma. Creo que eso es meritorio.
Seligman: No importa lo mucho que trate, no encuentro nada de meritorio en la pedofilia.
Joe: Eso es porque piensas, tal vez en el 5% que en realidad sí lastima a los niños. El restante 95% nunca materializan sus fantasías. Piensa en su sufrimiento. La sexualidad es la fuerza más grande en los seres humanos. Nacer con una sexualidad prohibida debe ser agonizante. El pedófilo, quien se las ingenia para vivir con la vergüenza de su deseo mientras nunca llega a realizarlo, merece una maldita medalla.






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