Frases de la película: The Hand of God (Fue la mano de Dios) de Paolo Sorrentino - 2021 / Italia / Netflix

Frases y Diálogos de la película "The Hand of God" (Fue la mano de Dios). 

Director: Paolo Sorrentino, Guion: Paolo Sorrentino, Música: Lele Marchitelli, Fotografía: Daria D'Antonio

MiniReseña: La nueva película de Sorrentino, en efecto, evoca a Fellini, a Amarcord, a Maradona y a su propia vida. Me gustó mucho la exhibición de su in timidad que realiza, porque evoca los dolores y traumas que le llevaron a refugiarse bajo el ala del arte y la creación, mientras se mantenía a flote con ayuda de algunas personas, familiares, amigos y el ícono del astro argentino, Diego Armando Maradona. Pero además de su vida, me encantó ver cómo evocaba imágenes de sus otras películas, tratando de mostrarnos de dónde vinieron esas inolvidables imágenes, como el encuentro con la famosa actriz que se ve en La Grande Bellezza, y así entre otras más. Volví a ver la película para hacer este post, y aunque la primera vez me gustó mucho pero dije que no me parecía una gran película, como me esperaba, porque me encanta cuando Sorrentino visita el lado más excéntrico y pretencioso de su estilo, aunque debo decir que acá también es visible pero de una forma más comedida. Lo que la primera vez percibí como falta de ritmo en ocasiones, quizás también por cansancio, en el segundo visionado no me lo pareció tanto, sino un justo desarrollo de una historia íntima, bella, dolorosa y luminosa. Me gusta también esa presencia de lo absurdo y lo mágico, las escenas que muestran la intimidad de la familia, los personajes rocambolescos y varias escenas realmente bellas, poéticas y muy bien filmadas. Además del buen trabajo del reparto y el joven actor protagonista, Filippo Scotti, quien trasmite con veracidad y autenticidad ese otro gran tema del filme y su director, como es la madurez, el crecer ante el dolor y encontrar su camino en el mundo. Así que aunque la primera vez me gustó, ahora que la he mirado con calma, frescura y he hecho este post detallado, me ha gustado mucho más, y sin dudas es una de las mejores películas del año y del gran director italiano. No llega a la obra maestra pero sí es una bella y preciosa joya.

Maria: ¿Qué quieres hacer después de la secundaria?

Fabietto: Filosofía.

Maria: ¿Y de qué se trata?

Fabietto: En realidad, no lo sé.

Fabietto: ¿Qué hay de Marchino?

Maria: Lo perdimos. Hoy lo vi con una chica. Es hermosa. ¿Quieres jugar a las escondidas? Solías esconderte en mi armario.

Fabietto: ¡Mamá! Ya no quepo en el armario.

Maria: Tienes razón, has crecido mucho.

“HICE LO QUE PUDE. NO CREO QUE ME HAYA IDO TAN MAL”

EL MEJOR FUTBOLISTA DE TODOS LOS TIEMPOS (Diego A. Maradona)

Saverio: Franco, tienes que parar.

Franco: Es una puta.

Saverio: No es una puta, está enferma, hasta el psiquiatra lo dijo. No tener hijos la llevó al límite. Está deprimida.

Franco: Es una puta.

Fabietto: Pero tío… ¿y si de verdad vio al Monjecito?

Saverio: Sigue diciendo esas estupideces, y vas a reprobar la escuela.

Fabietto: Papá, ¿crees que vendrá Maradona?

Saverio: De ninguna manera. Jamás dejaría Barcelona por esta mierda.

Saverio: Era Filippo Anzalone. Mi colega del banco. Estuvo trabajando hasta tarde, lidiando con el papeleo. Quería decírmelo de inmediato.

Marchino: ¿Decirte qué?

Saverio: Trece mil millones en avales bancarios. El Napoli compró a Maradona.

Fabietto: Hay que decírselo ya al tío Alfredo. ¡Madre de Dios!

Tía: Todos saben que la señora Gentile es la mujer más mala de Nápoles. ¿Y quién la tiene de suegra? Yo.

Maria: Señora Gentile, se está chorreando.

Sra Gentile: ¡Vete a la mierda!

Maria: ¿Por qué no nos acompaña?

Sra Gentile: ¡Porque ustedes son basura!

Saverio: ¿Qué cosas amables dice la señora Gentile? 

Maria: En un arrebato poético, dice que nos estima muchísimo.

Saverio: ¿De verdad crees que Maradona vendrá a jugar al Napoli? Se inventan esa mierda para vender periódicos. Ferlaino es un presidente tacaño. Lo conozco bien, va mucho al banco.

Alfredo: Fabiè, si Maradona no viene a jugar para el Napoli, me mato. ¿Entiendes? Me mato.

Marchino: Entonces… ¿qué tan buena estaba hoy la tía Patrizia? En pelotas. ¿En una escala de uno a cien?

Fabietto: Mil millones.

Marchino: Si tuvieras que elegir… entre que Maradona venga al Napoli y tirarte a la tía Patrizia… ¿qué elegirías?

Fabietto: A Maradona.

Fabietto: ¿Qué más dijo Fellini?

Marchino: Nada. Durante el asunto, llamó un periodista. Fellini le dice: "El cine no sirve para nada". "Pero es una distracción". El periodista debió de haberle preguntado: "¿Una distracción de qué?". Y Fellini dice: "De la realidad". "La realidad es vulgar".

Fabietto: ¿Solo dijo eso?

Marchino: ¿Te parece poco? 

Saverio: ¿Qué harás para tu cumpleaños? ¿Saldrás con amigos? No iré a casa esta noche. No podemos celebrar juntos. Mamá está enojada.

Fabietto: La situación es… No tengo amigos.

Saverio: ¿Qué tal una novia?

Fabietto: Sí, claro…

Saverio: Mira, pronto tendrás una novia y esta tristeza será cosa del pasado. Pero sigue mi consejo. La primera vez, acepta lo que llegue. Hasta una fea está bien. Lo importante es quitarse de encima la primera vez.

Saverio: Toma, tu regalo de cumpleaños. (le da un bono para la temporada de fútbol) En la Curva B, por supuesto.

Fabietto: ¡Gracias, Dios!

Saverio: No le agradezcas a Dios. ¡Yo te compré el abono para la temporada!

Fabietto: ¿Qué había aquí?

Saverio: Una señora de 50 años. Por un poco de azúcar o algo para comer, nos besaba en la boca. Y como todos teníamos edades diferentes, puso ladrillos para las diferentes alturas. Ingeniosa. Las mujeres siempre son ingeniosas. Así que Luigino sí me llevó lejos. Vi a tu madre por primera vez ahí, en Via Roma. Corría al refugio antiaéreo. Llegó tarde, estaba preocupada. Era joven. Y era bellísima.

Fabietto: Todavía lo es.

Saverio: Sí. Todavía lo es.

Fabietto: Te he visto antes, conduciendo un bote de contrabandistas.

Armando: Podría ser. El mar es mi vida.

Fabietto: ¡Qué gol que hizo Diego! Olímpico.

Armando: ¡Dios mío!

Yulia: Arma, ¿vamos?

Fabietto: ¿Tu novia?

Armando: Es mi hermana.

Fabietto: Si quieres, podemos ir juntos a un partido.

Armando: 287170. Llámame. Adiós.

Alfredo: ¡Con la mano! ¡Un dios! Anotó con la mano. Ha vengado al gran pueblo argentino, oprimido por los innobles imperialistas en las Malvinas. ¡Es un genio! Es un acto político. Una revolución. Los humilló, ¿entiendes? Los humilló.

Prima: ¿Por qué no lloras? Te hará bien.

Fabietto: "Si no lloras ahora, ¿cuándo llorarás?".

Alfredo: ¿Por qué no estabas en Roccaraso? Te gusta el ski.

Fabietto: Napoli jugaba de local. Tenía que ver a Maradona.

Alfredo: ¡Él fue el que te salvó!

Fabietto: ¿Quién?

Alfredo: ¡Fue él! ¡Fue la mano de Dios!

(Viendo practicar a Maradona)

Fabietto: ¿Ya no quieres ser actor?

Marchino: El cine es muy difícil. Tendría que irme a Roma. ¿Sabes cómo se llama lo que acaba de hacer Maradona?

Fabietto: ¿Un tiro libre?

Marchino: No. Se llama perseverancia. Y yo nunca la tendré. Así que más te vale tenerla, Fabiè.

Hermana: ¿Fabietto? ¿Has llorado?

Fabietto: No puedo.

Hermana: ¿Qué vas a hacer ahora?

Fabietto: Tal vez vea… “Érase una vez en América”.

Hermana: Espera a que salga y la vemos juntos.

Fabietto: De acuerdo.

Hermana: ¿Sabes por qué papá nunca dejó a la señora Villa?

Fabietto: No. No lo sé.

Hermana: Porque tuvieron un hijo hace ocho años.

Fabietto: ¿Y cuándo pensabas decírmelo?

Hermana: Cuando fueras más grande.

Fabietto: ¿Y cuándo es eso?

Hermana: Ahora. Ahora eres más grande.

Fabietto: Gracias.

Patrizia: ¿Cómo estás?

Fabietto: No puedo llorar.

Patrizia: No te preocupes. Significa que no es el momento adecuado.

Patrizia: ¿Qué quieres ser cuando seas grande?

Fabietto: Me avergüenza decírtelo. De todas formas, nunca sucederá. Es una idea loca.

Patrizia: Si es una locura, hablas con la persona indicada.

Fabietto: Director de cine. Eso es lo que quiero ser.

Patrizia: ¡Qué buena idea! Si lo logras, ¿vendrás por mí? Así… seré tu musa.

Fabietto: Ya eres mi musa.

Patrizia: ¿Recuerdas cuando viniste a mi casa? Tú, tu papá y tu mamá. Esa vez que el tío Franco me pegó.

Fabietto: Sí. Recuerdo cada vez que te he visto.

Patrizia: Sí, lo sé. Esa noche, el tío Franco y yo nos reconciliamos. Hicimos el amor. ¿Y sabes qué? Quedé embarazada. Una semana después, el tío Franco y yo volvimos a pelear. Tuve un aborto espontáneo. Me las arreglé con pastillas. Pero no pude soportarlo más. Así que dije: "Tráeme aquí o me mato".

Fabietto: ¿Recuerdas cuando dijiste que viste al Monjecito? Te creí.

Fabietto: ¿Aún piensa en su esposo?

Baronessa: ¿Attiliuccio? No, lo olvidé. Tú también olvidarás a tu madre y a tu padre.

Fabietto: No. Nunca los olvidaré.

Baronessa: Es hora de mirar hacia el futuro.

Baronessa: Te falta cepillarme la raja.

Fabietto: ¿A qué se refiere con la raja?

Baronessa: Esta es la raja. Vamos, cepíllala. Attiliuccio, con conocimiento de causa, lo llamaba "el superchocho". (Pausa mientras le cepilla) Ahora deja el cepillo y ponte sobre mí. No me mires, entierra tu cara en mi hombro y piensa en una chica que te guste.

Fabietto: Está bien.

Baronessa: Ahora dime, ¿cómo se llama?

Fabietto: Patrizia.

Baronessa: Bien. Ahora debes hacer dos cosas. Muévete así dentro de mí… y llámame Patrizia. Tienes que imaginarte el programa, porque ahora no puedes cambiar el canal.

Fabietto: ¡Patrizia!

Baronessa: (Le pasa un cigarrillo) Fúmatelo. Es la mejor parte del sexo. Ahora vete.

Fabietto: Me gustó mucho. La próxima vez…

Baronessa: La próxima vez lo harás con una chica de tu edad. Yo ya cumplí mi misión.

Fabietto: ¿Cuál era su misión?

Baronessa: Ayudarte a mirar hacia el futuro.

Fabietto: Nápoles es muy bonita desde aquí.

Armando: ¿Cómo es que te llamas?

Fabietto: Fabietto Schisa. Eres contrabandista, ¿no?

Armando: Sí, solo por el momento. Quiero pilotear barcos en alta mar. ¿Y tú?

Fabietto: Tal vez cine.

Armando: ¿Quieres abrir un cine? Genial. Conozco a un tipo que puede conseguirte dinero rápido.

Marchino: Ten cuidado.

Fabietto: ¿Con qué?

Marchino: Con todo.

Fabietto: Escucha, Marchino… Mamá y papá ya no están. Y no somos ricos. Tenemos que decidir qué queremos hacer.

Marchino: No, Fabiè. No quiero pensar en eso. Es verano, es nueve de agosto. Quiero pensar en Gigliola, en drogarme, en los amigos. Quiero pensar en la felicidad. ¿Tú no? ¿Tú no?

Fabietto: Yo… Después de lo que les pasó a mamá y a papá… No sé si pueda ser feliz.

Fabietto: (Visita a la cárcel) ¿A cuántos años te condenaron?

Armando: Debo esperar al juicio. Tal vez 15, tal vez diez. No quiero hablar de cosas tristes.

Fabietto: Entonces no hay nada que hablar.

Armando: ¿Estás enojado?

Fabietto: Los huérfanos siempre están enojados.

Armando: De acuerdo, tengo una mamá y un papá, pero también soy medio huérfano. Te sientes solo, ese es el problema. Pero no olvides que eres libre. ¡Libre! No lo olvides nunca.

Fabietto: ¡Capuano! Soy Fabietto Schisa.

Antonio Capuano: ¿Qué carajo me importa?

Fabietto: Soy un gran admirador suyo.

Antonio Capuano: Odio a los admiradores. Me gusta el conflicto, sin conflicto no progresas. Sin conflicto es solo sexo, y el sexo es inútil.

Antonio Capuano: ¡Espere! ¿Sigues aquí? ¿Qué miras?

Fabietto: Mirar es lo único que sé hacer.

Antonio Capuano: ¿Qué quieres de mí?

Fabietto: ¿Qué quiero? ¡Todo! Eso me sorprendió, no sabía que se podía protestar en el teatro.

Antonio Capuano: No se puede, pero hago lo que me da la gana. Soy libre. ¿Tú eres libre?

Antonio Capuano: ¿Tienes valor?

Fabietto: ¿Una pregunta menos difícil?

Antonio Capuano: Recuerda, los que no tienen valor no se acuestan con mujeres hermosas.

Fabietto: Escuche, Capuano… Ahora que mi familia se desintegró, ya no me gusta la vida. Ya no me gusta. Quiero una vida imaginaria, como la que tenía antes. Ya no me gusta la realidad. La realidad es vulgar. Por eso quiero hacer cine, aunque solo he visto tres o cuatro películas.

Antonio Capuano: No es suficiente, Schisa. No es suficiente. Cine. ¡Todo el mundo quiere hacer cine! Para hacer cine debes tener pelotas. ¿Tienes pelotas?

Fabietto: Lo dudo mucho.

Antonio Capuano: Entonces necesitas dolor. ¿Tienes dolor?

Fabietto: Sí, ya se lo conté, por ese lado estoy bien.

Antonio Capuano: ¿Qué me contaste? ¿Un dolor? No, tú no tienes dolor, tienes esperanza. Con esperanza haces películas reconfortantes, es una trampa.

Fabietto: Me dejaron solo, eso es dolor.

Antonio Capuano: ¡No es suficiente, Schisa! Todos estamos solos. ¿Estás solo? Me importa un carajo, porque no eres original. Olvida el dolor y piensa en divertirte, así harás cine. Pero debes tener algo para decir. ¿Tienes algo? La imaginación, la creatividad, son mitos que no sirven para nada.

Fabietto: No sé si tengo algo que decir. ¿Cómo lo sé?

Antonio Capuano: ¿Cómo carajo voy a saber? Yo solo tengo cuatro cosas que decir, ¿y tú?

Fabietto: No sé. Pensaba irme a Roma a ver si estoy hecho para hacer cine.

Antonio Capuano: ¿Para Roma? La fuga… Malditas distracciones. Al final vuelves a ti mismo. Vuelves aquí, al fracaso, todo es un fracaso, un montón de mierda. Nadie puede escapar de su fracaso y nadie sale realmente de esta ciudad. Roma. ¿Qué carajo vas a hacer en Roma? ¡Solo los imbéciles van a Roma! ¿Sabes cuántas historias hay en esta ciudad? ¡Mira! ¿Es posible que esta ciudad no te inspire nada?

Antonio Capuano: Entonces, ¿tienes algo que decir? ¿O eres un imbécil como todos los demás? ¿Tienes una historia que contar? ¡Ten agallas! ¿Tienes una historia que contar o no? ¡Vamos, tonto! ¿Tienes una historia que contar? ¡Saca el valor para contarla! ¡Vamos! ¿Tienes una historia que contar?

Fabietto: ¡Sí!

Antonio Capuano: ¡Entonces suéltala!

Fabietto: Cuando mis padres murieron, no me dejaron verlos.

Antonio Capuano: No te derrumbes, Fabio.

Fabietto: Todos me llaman Fabietto.

Antonio Capuano: Es hora de que te llamen Fabio. No te derrumbes.

Fabietto: ¿Qué significa eso?

Antonio Capuano: Tienes que averiguarlo tú mismo. ¡Tienes que averiguarlo tú mismo, pedazo de mierda! No te derrumbes, Schisa. ¡Nunca te derrumbes! No puedes permitirlo.

Fabietto: ¿Qué significa eso? ¿Por qué?

Antonio Capuano: Porque no te dejaron solo.

Fabietto: ¿No?

Antonio Capuano: ¡No! Te abandonaron. Escúchame, no te vayas a Roma. Ven a verme, siempre estoy aquí. ¡Haremos cine juntos!

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