Frases y Diálogos de la película "Wake Up Dead Man: A Knives Out Mystery". Director: Rian Johnson, Guión: Rian Johnson, Música: Nathan Johnson, Fotografía: Steve Yedlin.
MiniReseña: Hace días vi en la plataforma de Netflix la nueva entrega de la serie de películas de “Knives Out” (Puñales por la espalda), dirigidas y escritas por Rian Johnson, y que siguen las aventuras detectivescas de Benoit Blanc, y siempre cargadas de un llamativo y talentoso reparto coral. En esta ocasión, nos muestra la historia de un joven sacerdote, con un pasado tormentoso, quien es trasladado a la iglesia de un pequeño pueblo, con un sacerdote cuestionable, quien es asesinado misteriosamente, y despierta la atención de Blanc, quien se enfrentará a un caso en donde se mezclan la fe, con la codicia, entre otras emociones humanas. La película tiene un inicio muy bueno y es bastante ambiciosa en todo lo que quiere abarcar, y me parece que trata varios temas muy bien, pero a partir de la mitad y hasta el final me parece que pierde ritmo y fluidez. Pues hay un protagonismo muy compartido entre el joven sacerdote y el detective, lo que me parece que es una de las razones por las que empieza a sentir un poco reiterativa, se descuidan otros actores secundarios; además, la trama y el misterio terminan en una solución muy floja y hasta un poco predecible, cuando precisamente la sorpresa es siempre la virtud de estas películas, que beben mucho de los maestros, Agatha Christie y Arthur Conan Doyle. Pero aún así, es muy disfrutable en su mayor parte, y el reparto hace un muy buen trabajo, como siempre. A continuación dejo mis posts con frases y diálogos de las dos películas anteriores:
Padre Jud Duplenticy: A veces, decir la verdad da gusto.
Benoit Blanc: Sospecho que no siempre puede ser sincero con sus parroquianos.
Padre Jud Duplenticy: Siempre se puede ser sincero omitiendo la parte conflictiva. Sí. Tiene razón. Contamos historias. Y esta iglesia no es medieval. Estamos en Nueva York. Es neogótica, del siglo XIX. Tiene más en común con Disneyland que con Notre Dame. Y los ritos, los rituales, el vestuario, todo. Es parte de la historia. Tiene razón. Supongo que la pregunta es: ¿esas historias nos convencen de una mentira o apelan a una profunda verdad dentro de nosotros... que no podemos expresar de otra forma que contando historias?
Benoit Blanc: Touché, padre.
Padre Jud Duplenticy: ¿Quién es usted?
Benoit Blanc: Debería haber empezado por ahí. Me llamo Benoit Blanc. Soy detective. Me he interesado por el asesinato de Jefferson Wicks.
Padre Jud Duplenticy: ¿Es detective de la policía?
Benoit Blanc: No, trabajo como detective privado.
Padre Jud Duplenticy: Todo el mundo cree que fui yo. No fui yo. Pero en mi corazón quizá sí lo hice, y lo que ocurrió fue una especie de milagro... Y... No lo sé. Estoy perdido. No lo sé.
Padre Jud Duplenticy: ¿Cómo le hace sentirse esto?
Benoit Blanc: ¿Que cómo me hace sentir? ¿Sinceramente?
Padre Jud Duplenticy: Sí.
Benoit Blanc: La arquitectura me interesa. Siento la magnificencia, el misterio, el efecto emocional buscado... Es como si alguien me contase a gritos una historia que no me creo, construida sobre la promesa vacía de un cuento infantil lleno de malevolencia, misoginia y homofobia, que ha justificado innumerables actos de violencia y crueldad, a la vez que ha ocultado, y oculta, sus propios actos ignominiosos. Así que, como una mula terca, quiero desmontarla y reventar su pérfida burbuja de fe, y llegar a una verdad que pueda deglutir sin que se me atragante. Los detalles del techo son muy bonitos, eso sí. Oiga, si quiere echarme, écheme.
Padre Jud Duplenticy: No. Ha sido sincero. Eso es bueno.
Padre Jud Duplenticy: Es difícil estar aquí y no sentir su presencia.
Benoit Blanc: ¿La de quién? Ah, la de Dios. Claro.
Padre Jud Duplenticy: Sí. No es católico.
Benoit Blanc: No mucho, no. Orgullosamente hereje. Me arrodillo ante el altar de lo racional.
Padre Jefferson Wicks: Perdóneme, padre, porque he pecado. Llevo... seis semanas sin confesarme. He codiciado bienes materiales ajenos. Vi un coche de lujo anunciado en la tele de Sam, un Lexus. Y pensé: "¡Qué auto más bonito!". He envidiado a los poderosos. Codiciaba el poder de mi abuelo como sacerdote. Siempre lo deseé. Me he masturbado... cuatro veces esta semana. Suelen caer cuatro o cinco. Por unas seis semanas... Digamos que 30 veces me he masturbado. Esta semana, en la cama, por la mañana, una. Otra en la ducha, de pie, que es muy cómodo. Con el gel de ducha. Otra en plena noche, después de soñar con... Un café para gatos japonés. Lo leí en un artículo. Solo que los gatos eran chicas, y... Ya me entiendes. Así que... Y no lo había previsto, así que acabé sobre un número de la revista "La crónica católica". Es lo que había en la mesilla. Será un pecado con categoría propia. O puede que no, pero... bueno no es.
Padre Jud Duplenticy: Cinco avemarías y un gloria.
Padre Jefferson Wicks: Gracias, padre.
Detective: ¿A qué ha venido eso?
Benoit Blanc: Camino a Damasco. Se me ha caído la venda de los ojos.
Detective: ¿Entonces? ¿Pasa de los hechos? ¿Cree en Dios y toda esta chorrada es cierta?
Benoit Blanc: No, Dios es una ficción. Mi revelación ha venido... del padre Jud. Su ejemplo de mostrar gracia. Gracia para con mi enemigo. Para con los descarriados. Para con aquellos que menos lo merecen, pero más lo necesitan. Los culpables.
Martha Delacroix: Sí, la furcia ramera. Era la madre de Wicks.
Padre Jud Duplenticy: ¿Y de qué va esa historia?
Martha Delacroix: Era una furcia y una ramera.
Padre Jud Duplenticy: Vale.
Padre Langstrom: Así que... ¿eres un luchador?
Padre Jud Duplenticy: No, padre, en absoluto.
Padre Langstrom: El diácono diría lo contrario si no tuviera la mandíbula rota.
Padre Jud Duplenticy: En mi vida anterior sí, fui boxeador. Vivía en la calle y también hacía otras cosas.
Padre Langstrom: Necesitamos luchadores, pero para luchar contra el mundo, no entre nosotros. Un sacerdote es un pastor. El mundo es un lobo.
Padre Jud Duplenticy: No. Yo no creo eso, padre, lo siento. Si empezamos así, cualquier persona a la que no entendemos acaba siendo lobo. Hoy me he dejado llevar por mi instinto luchador, pero Cristo vino a sanar el mundo, no a luchar contra él. En eso creo. En esto, no en esto (mostrando puños), ¿entiende? Solo quiero ser buen sacerdote. Enseñar a los descarriados como yo el perdón y el amor de Cristo. Es lo que necesita el mundo. Si me da otra oportunidad, le prometo que lo haré.
Padre Langstrom: Vas a ir a una pequeña parroquia en Chimney Rock. Ahora solo hay un sacerdote allí.
Padre Jud Duplenticy: ¿Seré pastor ayudante?
Padre Langstrom: Bueno, no te emociones tanto.
Padre Jud Duplenticy: ¿Por?
Padre Langstrom: Vas a Nuestra Señora de la Perpetua Fortaleza, que dirige monseñor Jefferson Wicks. ¿Has oído hablar de él? Aquí hay gente que apoya a Wicks. Yo no estoy entre ellos. Entre tú y yo, creo que es un zumbado fanático y un hijo de puta. Lo que está claro es que su rebaño está disminuyendo. Le vendría bien algo de lo que has dicho antes. ¿Entiendes?
Padre Jud Duplenticy: Pues no. Pero sí. Sí, sí, sí. Le daré una ración de Espíritu Santo.
Padre Langstrom: Oye. "Esto, no esto" (mostrando los puños). ¿No? Suerte, chico.
Padre Jud Duplenticy: ¿Por qué cree que me hice sacerdote? Sin tonterías. ¿Por qué?
Benoit Blanc: Se sentía culpable. Por quitar una vida, y la Iglesia le ofrecía un escondite y un método claro para sentir que sería absuelto.
Padre Jud Duplenticy: El tipo al que maté, yo lo odiaba. Me acuerdo, sabía que estaba mal y yo seguí dándole hasta que me lo cargué. No fue un accidente. Lo maté con odio en el corazón. No hay forma de esconderse de eso. Dios no me escondió ni me encarriló. Él me ama en mi culpabilidad. Eso es lo que debería hacer yo por ellos, no jugar a los detectives.
Benoit Blanc: No, un momento. Oiga. ¡Oiga! ¿Quiere mirarme cuando le hablo? Buscamos al asesino. No es un juego.
Padre Jud Duplenticy: ¡Sí es un juego! Quiere resolverlo, ganarlo, tener su momento de jaque mate. Y, al utilizarme, me pone en contra de mi único propósito en la vida, que no es conducir a los malvados ante la justicia, sino servirles y conducirlos hasta Cristo. Si no, soy tan malo como Wicks, siendo yo quien importa y no Jesús. No le pido que lo entienda, Blanc. Pero, por favor... Por favor, déjeme en paz.
Benoit Blanc: ¿Me permite que lo ayude?
Padre Jud Duplenticy: ¿Qué?
Benoit Blanc: Tiene los labios deshidratados. No ha dormido en toda la noche. La ha pasado al raso, por sus pantalones, diría que arrodillado, rezando. Lo que veo no es un culpable lleno de tormento, sino un inocente atormentado por la culpa. Déjeme ayudarlo.
Padre Jud Duplenticy: ¿Cómo?
Benoit Blanc: Han disfrazado esto de milagro. Pero solo es un asesinato, y yo resuelvo asesinatos.
Padre Jud Duplenticy: ¡Está bien! Esto es lo que va a pasar: Benoit Blanc y yo les haremos unas preguntas, las contestarán y averiguaremos quién mató a Wicks y por qué, y después... Ya está.
Si conoces otras frases, diálogos o monólogos que destacar de la película A Knives Out Mystery (Rian Johnson) deja tu comentario ;)
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