Ernest y Célestine (Benjamín Renner, Stéphane Aubier, Vicent Patar)

Frases de la película: "Ernest y Célestine" (Benjamín Renner, Stéphane Aubier, Vicent Patar)

Ernest: ¿Tú hiciste esto, Célestine? (Viendo un dibujo de Célestine sobre él) ¡Es magnífico! Es tal como yo. Célestine si sabes hacer esto, no estás sola. ¡Eres una gran artista!

Célestine: Por lo mismo estoy sola. No quieren que dibuje, quieren que sea dentista.

Ernest: Me suena familiar. Yo quería hacer teatro y música. Y contar historias. Pero no, querían que fuera juez. Tal como mi padre, mi abuelo, mi tío y mi tío-abuelo.

 

Juez: Célestine, en vista de las acusaciones contra usted…

Célestine: ¡Nada! ¡Yo les voy a decir lo que me reprochan! ¡Me reprochan vivir con un oso!

Juez: ¿Cómo se atreve?

Célestine: Todo por culpa de sus malditos prejuicios.

Juez: (…) Célestine, escúcheme bien: ¡Nadie pone en duda los fundamentos de nuestra sociedad! Menos un ratón.

 

Célestine: ¡No! ¡No me comas!

Ernest: Pero yo tengo hambre.

Célestine: ¿Cómo te llamas?

Ernest: Ernest

Célestine: Yo soy Célestine. Tenemos que hablar Ernest. No me puedes comer. Sólo en los cuentos los osos se comen a los ratones. No me digas que crees en los cuentos. No eres un osito estúpido.

Ernest: ¡Pero tengo hambre!

Célestine: ¿Crees que vas a quedar satisfecho con un ratón como yo? Mírame Ernest, sólo tengo piel y huesos. Además, comer basuras es malo para tu salud. Hay todas las enfermedades del mundo en las basuras: la gripe, el tifus, la hepatitis, el cólera. Ernest, ¿quieres tener todas las enfermedades del mundo?

 

Doctor: ¿A esto dedicas el tiempo de tus prácticas, Célestine? Dibujas, en vez de cosechar. No te convertirás en dentista de esta manera.

Célestine: Pero yo no quiero. No quiero ser dentista.

Doctor: Veo lo que pasa. Te faltan cincuenta dientes, Célestine. Perdiste demasiados puntos. Precisas de un pequeño momento de motivación. Ven conmigo. (…) Verás Célestine, nosotros roedores, no somos osos. Nuestra fuerza no depende de nuestra masa. De nuestros músculos, nuestras garras o de nuestra mandíbula. ¡No! Nosotros somos seres refinados. Toda nuestra civilización, todo lo que hemos realizado durante siglos… ¿a qué lo debemos? ¿A qué? ¿A qué lo debemos?

Célestine: A nuestros incisivos.

Doctor: ¿A nuestros qué?

Célestine: ¡Nuestros incisivos!

Doctor: ¡Nuestros incisivos! ¡Correcto! Son el fundamento de nuestra sociedad. Gracias a ellos, pudimos construir grandes ciudades, roer las rocas más imponentes, construir máquinas complejas, desviamos los ríos más grandes del mundo. Todo esto gracias a nuestros lindos, preciosos, delicados, inestimables, perfectos y afilados incisivos.  ¿Qué pasa Célestine, si un roedor pierde un incisivo? ¡Muere! Agoniza con abominables sufrimientos. Ya no puede ni comer, ni hablar. Muere. Atormentado por el hambre, y roído por la soledad.  

 

Célestine: ¿Me quieres matar Ernest? Con una escoba es imposible, soy demasiado veloz. Puedes usar el antiguo truco de las trampas. No es fácil tampoco. Es tan antiguo que las conocemos muy bien. Existe el veneno también, por supuesto. O la trampa pegajosa. Muy cruel. El pobre ratoncito camina encima y se queda con las patas pegadas. No puede hacer nada. Entonces se asusta. Su corazón late muy rápido… tan rápido, que explota. ¿Eso quieres Ernest? ¿Qué mi corazón explote?

Ernest: Claro que no, Célestine. Pero un oso y un ratón no combinan bien.  No es…

Célestine: ¿Qué? ¿No es correcto? ¿No se hace? Los ojos arriba y los ratones abajo, ¿eso es?

Ernest: ¡Claro! Ha sido así desde siempre. 

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