Blue Caprice (Alexander Moors)

Frases y Diálogos de la película "Blue Caprice". Director: Alexander Moors, Guión: Alexander Moors, R.F.I Porto, Música: Sarah Neufeld, Colin Stetson, Fotografía: Brian O´Carroll. Ópera prima de Alexander Moors, un drama basado en hechos reales, minimalista con una buena dirección, sobresaliente planos y notables interpretaciones del dúo protagonista, sobre todo de Isaiah Washington. Nueva reflexión sobre los asesinos en serie.   


John: Cuando tenía tu edad, solía jugar un juego llamado “La vida no es justa”. ¿Sabes por qué le llamaba así? Porque no es justa. La vida apesta. Pero tienes que jugarla.

John: Todo lo que se requiere es un pequeño empujón. Unos pocos muertos. Bueno más que unos pocos muertos. Tal vez, cinco, seis al día. Por 30 días. Objetivos al azar. No, objetivos al azar no. Cuando crean que es a los hombres… matamos mujeres. Cuando crean que es a las mujeres… matamos a un niño. Piensan que es a los niños… matamos a una embarazada… una abuela… un policía.

John: Este solía ser mi vecindario, ¿sabes? Yo solía vivir aquí. La gente solía vivir aquí. Personas reales, creo. Todos se volvieron fantasmas. Es como si yo no hubiese existido nunca. Bueno, no todos. Algunos se volvieron vampiros. Me chuparon hasta secarme. Personas que nunca hubiera esperado. Mi esposa. Un día desperté, y no sé como no lo vi antes. Es el mal. Verdadero mal. Hay algunas personas… malas en este mundo. Igual que aquí. La dama que vive aquí, que es un verdadero pedazo de mierda. Testificó contra mí en la corte. Eso es lo que hicieron. Se llevaron a los niños y dijeron que yo los secuestré. ¿Cómo puedo secuestrar a mis propios hijos? ¡Ellos son mis hijos! Y entonces ella va a vivir aquí como si nada hubiera pasado. Esa maldita vampira. Ojalá se muera.
Lee: Los vampiros no pueden morir. Ellos ya están muertos.
John: Tienes razón. Porque no son personas. ¿Qué clase de persona rompe así con una familia? Como en el ejército. Prometen todas esas cosas, luego se los llevan. No importa si tú tienes habilidades, algo que ofrecer. Sólo te mastican, y esperan que mantengas la cabeza inclinada y que marches derechito al matadero. Una vez te das cuenta de lo que está pasando… tienes que pelear. Es una locura no pelear. Devolver el golpe. Darles el matadero. 

John: Tenemos una parada más. ¿Vas a venir conmigo o esperarás en el vehículo? Habla, mi amigo.
Lee: No sé.
John: Bueno, algunas personas saben lo que quieren. Y otras no. Tan pronto como sabes lo que quieres… puedes empezar a tomar decisiones. Bueno, ¿Qué quieres? ¿Permanecer en el carro?
Lee: (Asiente)
John: Ahí tienes. El hombre sabe lo que quiere. 




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