22 noviembre 2022

Frases y Diálogos de la película: Tár (Todd Field) - 2022 / U.S.A.

 
 
Frases y Diálogos de la película "Tár". Director: Todd Field, Guion: Todd Field, Música: Hildur Guðnadóttir, Fotografía: Florian Hoffmeister.
 
MiniReseña (Adelanto): El regreso de Todd Field tras más de 15 años de ausencia con Tár es tremendo. La película es muy compleja y brillante. La vi hace pocos días y no me atreví a publicar un comentario instantáneo sino que sentí la necesidad de seguirla procesando. La película, ambientada en los tiempos que corren, nos sitúa en el entorno de una famosa compositora, Lydia Tár, quien además de talentosa tiene un carácter fuerte y dominante, que en ocasiones intimida a sus estudiantes, colegas y empleados. Lydia vive con su pareja, Sharon, y la hija adoptiva de ambas mujeres: Petra, pero pronto saltará a luz pública un escándalo que amenaza con acabar la carrera de Lyidia. La película se ha comentado y vendido de forma masiva como una película sobre la cultura de la cancelación, y aunque tiene mucho que ver con el tema, Todd Field construye una película que va mucho más allá y nos sumerge en terrenos pantanosos, grises e incómodos que llevarán al espectador a pensar y reflexionar sobre distintos matices alrededor de este tema, sin ningún tipo de sesgo o predica. Field, quien ya nos ha regalado dos películas excelentes, demoledoras e incómodas: In the Bedroom (2001) y Little Children (2006), con Tár nos enfrenta a los entresijos y tentaciones del poder, a la estandarización del abuso, al poder destructivo e inquisitorial de las redes sociales y la tecnología, a la venganza, entre otros temas, pero de trasfondo de todo se atreve a escarbar entre los vericuetos del proceso creativo y de la crisis del artista ante las limitaciones ideológicas y éticas de la sociedad actual. 

Ver reseña completa en el siguiente link:
Reseña de la película Tár (Todd Field) (Link 1) - A.S.B. Virtual Info

 
 
Entrevistador: Si están aquí, es porque ya saben quién es ella: Una de las figuras musicales más importantes de nuestra época. Lydia Tár es muchas cosas. Una pianista graduada del Instituto Curtis, miembro Phi Beta Kappa de Harvard. Obtuvo su doctorado en Musicología en la Universidad de Viena, especializándose en la música autóctona del Valle de Ucayali, en el este de Perú, donde convivió cinco años con la comunidad Shipibo-Konibo. Como directora, Tár inició su carrera en la Orquesta de Cleveland, una de las "cinco orquestas mayores". Siguieron varios puestos importantes, entre ellos, la Sinfónica de Filadelfia, la Sinfónica de Chicago, la Sinfónica de Boston, hasta llegar finalmente aquí a nuestra Filarmónica de Nueva York. Con esta última, organizó conciertos para los refugiados en Zaatari, a los que asistieron más de 75.000 personas. Se ha hecho célebre por encargarles piezas contemporáneas a músicas como Jennifer Higdon, Caroline Shaw, Julia Wolfe y Hildur Guðnadóttir. Se ha propuesto hacer arreglos de sus obras con compositores del canon. Ha dicho: "Estos compositores dialogan entre sí, pero no siempre de forma gentil".

En 2013, Berlín escogió a Tár cómo su directora principal en reemplazo de Andris Davis. Y la dirige desde entonces. Al igual que su mentor, Leonard Bernstein, Tár siente afinidad por Mahler, cuyas nueve sinfonías grabó con las cinco grandes orquestas. Pero nunca llegó a completar el denominado "ciclo" con una sola orquesta hasta ahora. Bajo su dirección, Berlín ha grabado ocho de las sinfonías de Mahler, dejando para el final la principal, la Quinta Sinfonía. Debido a la pandemia, ese concierto, programado para el año pasado, debió ser cancelado. Pero supe que el mes entrante, Lydia grabará en vivo la Quinta de Mahler, con lo que completará el ciclo, y Deutsche Grammophon lanzará un recopilatorio que coincidirá con el natalicio de Mahler. Como si esto no fuera suficiente, su nuevo libro TÁR sobre TÁR, será publicado por la editorial Doubleday a cargo de Nan Talese, justo a tiempo para Navidad, y será un regalo perfecto sí tienen un calcetín extragrande dónde meterlo.
 
 
 

 
 
Entrevistador: Lydia, no pude… Noté que te sorprendiste un poco mientras leía tu biografía. ¿Fue porque olvidé algún otro logro tuyo excepcional? ¿O porque eres consciente de los logros tan diversos que has cosechado?
Lydia Tár: Hoy día, la palabra "diverso" está mal vista. Nuestra época es la de los especialistas. Te ven con malos ojos sí intentas hacer más de una cosa. Los artistas son encasillados. De forma agresiva.
 
 
 

 
 
Entrevistador: ¿Crees que llegará el momento en el que el entorno de la música clásica dejará de hacer distinciones de género para diferenciar a los artistas?
Lydia Tár: No soy la más indicada para responder porque no leo reseñas.
Entrevistador: ¿Nunca?
Lydia Tár: No. Pero es raro que alguien se haya sentido obligado a usar "maestra" en lugar de "maestro". A las mujeres cantantes no las llamamos "cantatrices".

 
Entrevistador: Lydia, hablemos un poco sobre actuar como traductora. Algunos aún piensan que el director es como un metrónomo humano.
Lydia Tár: Eso es verdad hasta cierto punto. Sí, pero… Pero marcar el tiempo es complicado.
Entrevistador: Sospecho que lo es.
Lydia Tár: Eso espero. Pero el tiempo es clave. El tiempo es la parte esencial de la interpretación. No puedes empezar sin mí. Yo arranco el reloj. Mi mano izquierda da indicaciones, pero la derecha, la segunda mano, marca el tiempo y hace que avance. Pero, a diferencia de un reloj, a veces mi segunda mano se detiene, lo que significa que el tiempo se detiene.
 
 
 
 
 
 
Lydia Tár: Pero en cuanto a la discriminación de género, no tengo motivos para quejarme. Tampoco deberían tenerlos Marin Alsop, JoAnn Faletta, Laurence Equilbey, Nathalie Stutzmann. Hay muchas mujeres increíbles que nos precedieron. Mujeres que vivieron lo más duro.
Entrevistador: Eso es fascinante. ¿Quién, por ejemplo?
Lydia Tár: Pues primeramente, Nadia Boulanger. Ese sería el ejemplo feliz. El ejemplo triste sería Antonia Brico, quien fue una fantástica directora, pero fue confinada al nada glamoroso papel de "directora invitada" y tratada como una artista de segunda.
Entrevistador:
¿Nunca logró dirigir una orquesta importante?
Lydia Tár:
Sí llegó a dirigir la Filarmónica de Berlín y la Met, pero sólo como directora invitada. En esa época, todo era muy sexista. Por suerte, los tiempos cambian, y la visión sobre ciertas cosas se ha ido transformando lenta pero progresivamente.

 
Entrevistador: Así que si planeas abordar la Quinta Sinfonía de Mahler, tu primera tarea es tratar de entender ese matrimonio tan complejo. ¿Tu interpretación de ese matrimonio es distinta a la que tenía Bernstein?
Lydia Tár: Tú mencionaste mi trabajo etnográfico en el Amazonas. En ese sentido, los Shipibo-Konibo sólo son receptores de un icaro o canción sí quien la entona está presente. En el mismo lado del espíritu que la creó. Así convergen el pasado y el presente. Son los dos lados de una misma moneda cósmica. Para mí tiene sentido esa definición de fidelidad. Pero Lenny creía en la teshuvah. El poder talmúdico de retroceder en el tiempo y transformar la importancia de los actos del pasado.
 
 
 

 
 
Admiradora: Me conmovió lo que le dijiste a Adam acerca de la interpretación y de los sentimientos específicamente. Y que escogiste el amor. Sé que las lágrimas deberían dejarse para el público, pero… ¿Nunca te has sentido abrumada por la emoción cuando estás en el podio?
Lydia Tár: Sí. Sí, eso pasa. Con ciertas obras, existe una relación de expectativa y recompensa. Hay ciertas partes en ellas que me parecen tan increíbles que cuando estoy dirigiendo no es que me apuro por llegar a ellas, pero sí hay impaciencia. Eso pasa todo el tiempo. Entonces es algo físico y emocional.
 
 
 

 
 
Admiradora: El año pasado te vi dirigir La consagración de la primavera en el Met. Fue tan intenso.
Lydia Tár: Gracias. Es como una pistola de 11 balas, un número primo, que te impacta como víctima y victimario. Después de dirigirla, me convencí de que todos podemos ser asesinos.
 
 
 

 
 
Lydia Tár: Pueden contemplar o masturbarse intelectualmente elogiando lo "atonal". Pero la pregunta clave aquí es: ¿qué están dirigiendo? ¿Qué efecto está teniendo en mí? La buena música puede tener florituras o ser simple como un cobertizo, siempre y cuando les permita responder ambas preguntas. Max. ¿Qué opinas?
Max: Cuando Anna Thorvaldsdóttir dictó su clase magistral, dijo que en ella influyeron la forma, la estructura de los paisajes y la naturaleza en la que creció. Pero no sé si le interesaba en sí describir esos sonidos.
Lydia Tár: Muy Punkt Kontrapunkt. La intención de su composición es cuando menos vaga. Si su intención es vaga, ¿cómo ustedes, como directores, pueden hacerse una idea de algo? Aunque habrá ocasiones en las que no tendrán más opción. Tendrán que pararse ante una orquesta y pretender que allí están unas estructuras invisibles. Pero espero que no tengan que pasar por el bochorno de pararse a dirigir un 433 sin entender nada de la pieza. Porque ahora, amigos míos, es el momento de dirigir música que realmente exija algo de ustedes. Música que todos conocen, pero que les sonará distinta cuando ustedes la interpreten para ellos.
 
 
 

 
 
Lydia Tár: Por ejemplo, Max, ¿por qué no un Kyrie? Algo como Misa en si menor de Bach.
Max: No me gusta Bach.
Lydia Tár: ¿No te gusta? Max. ¿Has leído el libro sobre él de Schweitzer?
Max: No.
Lydia Tár: Deberías, porque es una obra importante. Lo mismo pensaba Antonia Brico. Tanto que viajó hasta el África Ecuatorial y navegó el río Congo en busca de Schweitzer para pedirle que le enseñara lo que sabía de Bach. En algún lado guardo una foto de ella con un sombrero salacot.
 
 
 

 
 
Lydia Tár: ¿Alguna vez has interpretado o dirigido algo de Bach?
Max: Como persona BIPOC y pangénero, la vida misógina de Bach hace que me sea imposible tomar su música en serio.
Lydia Tár: Explícame a qué te refieres con eso.
Max: ¿No engendró unos 20 niños?
Lydia Tár: Sí, eso está documentado. Además de una cantidad considerable de música. Lo siento, pero no entiendo qué relación hay entre sus proezas sexuales y la Si menor. En fin. Esa es tu decisión. Al fin y al cabo "un alma elige a su propia sociedad". Lo malo de una decisión como esa es que no te deja ver otras cosas.
 
 
 

 
 
Lydia Tár: Por supuesto, aislar lo que es aceptable y lo que no es el constructo básico de la mayoría de las orquestas sinfónicas de hoy, que se creen con el derecho de elegir en nombre de los ignorantes. Pero, aunque poco sólida, la aversión de Max merece ser analizada. ¿Puede la música clásica, compuesta por un montón de blancos religiosos y austroalemanes, exaltarnos individual y colectivamente? ¿Y quién decide eso? ¿Qué tal Beethoven? ¿Les gusta? Porque para mí, una lesbiana intensa, el viejo Ludwig no me simpatiza tanto. Pero entonces lo confronto. Y me encuentro de frente con la magnitud de su obra y su inevitabilidad.
 
 
 

 
 
Lydia Tár: Recién cuando cambia y te metes en él es que escuchas lo que significa. Es una pregunta. Y una respuesta. Que genera otra pregunta. Hay cierta humildad en Bach. No finge estar seguro de nada. Porque sabe que es siempre la pregunta la que involucra a quien escucha. Nunca la respuesta. La gran pregunta para ti es: ¿Qué piensas, Max?
Max: Tocas muy bien. Pero no me atraen los compositores blancos, hombres y cisgéneros.
Lydia Tár: Frena tus ganas de sentirte ofendido. El narcisismo por las pequeñas diferencias conduce al conformismo más aburrido. Supongo que Edgard Varèse tiene razón. Me gusta su Arcana. Entonces debes saber que Varèse una vez afirmó que el jazz "era una producto de negros explotado por Judíos". Tampoco impidió que Jerry Goldsmith se robara su partitura de El Planeta de los simios. ¿No te parece eso el insulto perfecto? Pero, a ver, el problema al declararte un disidente epistémico ultrasónico es que si el talento de Bach puede reducirse a su género, país, religión, sexualidad y demás, el tuyo también. Algún día, Max, cuando salgas al mundo exterior y te inviten a dirigir una orquesta grande o pequeña, verás que los músicos tienen más que lamparillas y partituras en sus atriles. También se les entregan hojas de evaluación para que te evalúen. ¿Qué clase de criterio esperas que usen para evaluarte? ¿Cómo interpretas la partitura y usas la batuta? ¿O algo más?
 
 
 

 
 
Lydia Tár: Atención. Usando el criterio de Max, evaluemos lo que usó. En este caso, Anna Thorvaldsdóttir.¿Concordamos en dos características de ella? La primera, Anna nació en Islandia. Y la segunda, que ella podría ser descrita como una mujer supersexi. Levanten las manos. Ahora volvamos la mirada al piano al fondo y veamos si alguna de esas dos cosas coincide de alguna forma con la persona sentada ante nosotros. ¿Adónde vas?
Max: Eres una maldita perra.
Lydia Tár: Y tú eres un robot. Por desgracia, quienes moldean tu alma parecen ser las redes sociales. Si quieres enmascararte y bailar, toca la música del compositor. Debes sublimarte a ti mismo, a tu ego, y a tu identidad. De hecho, debes pararte ante el público y ante Dios y anularte como individuo.
 
 
 

 
 
Lydia Tár: Bórralo, igual que el resto. No nos involucremos en intrigas. No llores. No había manera de detenerla. No era una de nosotros.
Francesca: Pienso una y otra vez en nuestro viaje a Ucayali. Las tres nos llevábamos tan bien.
Lydia Tár: Sí, antes de que ella empezara a exigir.
Francesca: Algo en ella no andaba bien. Tenía tanto potencial.
Lydia Tár: Es cierto. Casi tanto como tú. Ahora tenemos que olvidarla. ¿Lo entiendes?
 
 
 

 
 
Sebastian: Fue la chica, ¿verdad?
Lydia Tár: ¿Qué chica?
Sebastian: No me lo está preguntando. Me está informando. En cuanto llegó, supe que mis días estaban contados. Andris me dijo que no me preocupara, pero yo lo supe.
Lydia Tár: No sé de qué estás hablando.
Sebastian: Por favor. Es sólo que nadie se atreve a mencionarlo. Sabemos lo que hace. Los favorcitos que concede.
Lydia Tár: Yo… No sé qué decir, Sebastian. ¿Tú tienes la audacia de cuestionar mi integridad?
Sebastian: No. Perdone, maestro. No sé lo que digo.
Lydia Tár: No. Claramente sabes lo que estás diciendo. Si eso es lo que piensas de mí, entonces no tiene sentido que permanezcas aquí.
Sebastian: No, maestro. Perdóneme, por favor.
Lydia Tár: ¿Por qué lo haría? ¿Por tu servilismo, tu hipocresía, tu misogamia?
Sebastian: ¡No soy misógino!
Lydia Tár: Misógamo. Es el odio al matrimonio. Andris aún sigue casado. Y tú ocupas un apartamento en el mismo piso, ¿verdad?
Sebastian: No me agrada lo que insinúa.
 
 
 

 
 
Andris: Lydia, ¿estás segura con respecto a lo de Sebastian? ¿Quién lo reemplazará?
Lydia Tár: Quizá Andrew Crust. Ha sido asistente de Otto Tausk en la VSO.
Andris: ¿No la chica?
Lydia Tár: Andris… ¿alguna vez tuviste un malentendido con un estudiante o un colega porque esa persona malinterpretó tus intenciones?
Andris: ¿Alguien se quejó de mí?
Lydia Tár: Claro que no.
Andris: Porque ya perdieron su oportunidad. Ya no dirijo.
Lydia Tár: Sí, lo sé. Por supuesto.
Andris: Gracias a Dios nunca me bajaron del podio como a Jimmy Levine. Ni me cazaron como a Charles Dutoit. Alguna razón tienes para preguntarlo.
Lydia Tár: Se han escuchado tantas noticias como esas últimamente. Hoy, ser acusado es lo mismo que ser culpable. Pero supongo que lo mismo pasó hace ya muchos años con Furtwängler. También con Karajan.
 
 
 

 
 
Lydia Tár: ¿Qué ibas a hacer para arreglar las cosas?
Sharon: Porque me lo merezco. Esas son las reglas. Debiste pedirme consejo como siempre lo has hecho. Como lo hiciste cuando llegaste aquí como directora invitada en busca de un puesto fijo. Me preguntaste cómo era la política del lugar, qué acciones tomar, cómo conseguirlo. Por supuesto, esas conversaciones tuvieron lugar en otra cama. O más bien en el sofá de ese horrible lugar que aún mantienes. Mantienes vivo ese dolor.
Lydia Tár: Qué cruel definir nuestra relación como una transacción.
Sharon: Sólo tienes una relación que nunca ha sido transaccional. Es con alguien que duerme aquí al lado. Parece que eso nunca lo has considerado.
 
 
 
Si conoces otras frases, diálogos o monólogos que destacar de la película Tár (Todd Field) deja tu comentario ;)
 
 

Frases y Diálogos de la película: Tár

 

2 comentarios: